Hay revistas que marcan. Y Fangoria Magazine ha marcado a toda una generación de amantes del fantástico y terror de todo el mundo. La Fango, para los amigos. El referente del terror.
Lo primero que le digo al mago de los efectos especiales, el inglés Colin Arthur, al conocerle hace décadas, es “tengo guardados varios reportajes que te citan en Fangoria”. Eso tenía la categoría de semidiós, uno de los mayores halagos que se podían dar. Tendrían que pasar unos años para que Colin y yo nos hiciésemos grandes amigos, y para que se encargase de los F/X físicos de todas mis películas, pero ya entonces le tenía admiración y conocía su trabajo, gracias a aquellos artículos.
Fangoria había nacido en Estados Unidos en verano de 1979, editada por Starlog Communications International. A principios de los 90 se expande internacionalmente, llegando a España en 1991, de la mano de Ediziones Zinco.
En el momento en que la Fango llega a España, muchos aficionados ya conocíamos la revista. Antes de la salida de la versión española, se podía encontrar la revista original americana, en puntos concretos de España como los aeropuertos, o en los kioskos de las zonas costeras frecuentadas por turismo extranjero. Y gracias a uno de esos “veraneos” infantiles y costeros con mis padres, cae en mis manos una Fango en inglés, dos años antes de que se editase la española, que incluía un artículo titulado “Sangre en el fondo marino”, reseñando el rodaje de La grieta/The Rift de J.P. Simon (aka Juan Piquer), así como el trabajo de Colin Arthur en el mismo. Después, en la versión española de Fangoria, leería otro artículo sobre el trabajo de Colin en La mansión de Cthulhu/Chulhu Mansion, también de Piquer, en un especial sobre Lovecraft. Y casi al tiempo, un artículo monográfico de Ángel Sala dedicado al trabajo de Colin en 2001, una odisea en el espacio o La historia interminable, “Fabricando el monstruo perfecto”, en otra revista que se editaba en España, dedicada al género, Fantastic Magazine.
En su debut americano, Fangoria seguía los pasos de las otras publicaciones del género de la época, como Famous Monsters o Castle of Frankenstein, es decir, hablaba de monstruos clásicos, o de fantástico tipo Doctor Who, pero poco de terror contemporáneo. Seguía la idea de las revistas para adolescentes a los que había que proteger de los temas duros. Y quizá por eso, la Fango no resulta un éxito al principio, salvo un detalle de su primer número, detectado en las necesarias cartas de sugerencias de los fans: la imagen de la cabeza estallando en el Zombi de Romero, el efecto realizado por Tom Savini. Esa fue la pista. No debemos de olvidar que en esos años se produce una nueva eclosión del gótico americano con películas como La noche de Halloween o Viernes 13, y era de lo que la nueva generación juvenil quería que se les hablase. Y así, a partir de ese momento, se sucedieron artículos y entrevistas sobre El resplandor, Motel Hell, Phantasma o Scanners, alternados con cualquier cuestión que tuviese que ver con la cultura del terror, ya fuese literatura o teatro, y algo muy celebrado, el mundo de los maquillajes y efectos especiales. Todo ello, acompañado de la venta de merchandising de todo tipo, incluyendo posters dobles, y revisiones de clásicos. Y llegó el éxito, encumbrándose como la mejor revista del género del momento.
Fangoria llega a España, en castellano, en junio de 1991, cuando en USA dirigía la revista Tony Timpone, encargándose de la edición española Luis Vigil, un nombre a reivindicar una y otra vez. En aquel momento también se editaba en nuestro país la lujosa Fantastic Magazine, anteriormente citada, así como se podrían encontrar en los kioskos, números antiguos de la mítica Terror Fantastic o de Famosos Monsters del Cine, versión local de Famous Monsters of Filmland. Ambas entonces ya no se editaban.
El primer número de la Fango española, nutrida sobre todo del material importado traducido, nos trajo a Terminator II, Scanners 2, El pozo y el péndulo, El silencio de los corderos o Misery. Continúa durante 35 números, con gran sentido del humor adaptado a nuestra idiosincrasia, y dedicando varios reportajes a la carrera de Paul Naschy, cosa que me congratulaba. En diciembre de 1994, Fangoria se despide de España con un especial dedicado a los hombres lobo. Después en el año 2000 la Fango regresó una segunda época a España por el espacio de otros dos años, sin tanto que celebrar, ya que su publicación coincide con una etapa de poca producción cinematográfica de fantástico.
Mientras, en USA, la revista se siguió publicando de forma continuada hasta otoño de 2015, cambiando de propietarios. Y sigue editándose de forma esporádica hasta 2017, momento en que desaparece hasta que es comprada en 2018 por Cinestate, editándose de forma trimestral en la actualidad. Entre medias, Fangoria se convierte en mucho mas que un magazine, con su propia entrega de premios (Chainsaw Awards), sus convenciones de terror, su producción y distribución de películas, cómics y novelas, y su programa de radio.
Siempre que ha sido posible, he adquirido la Fango, y guardo todos los ejemplares antiguos que conseguía en los mismos kioskos donde compraba la Creepy, y los números antiguos de su versión española, Vampus. Y más aún, una de las cuestiones que me han hecho ilusión, ha sido que aparezcan en Fangoria nuestros trabajos. Mas aún que en otros medios nacionales e internacionales. En el número 325 de la versión americana (agosto de 2013), Jack Taylor era entrevistado por su extensa carrera, y entre otros temas, habla del rodaje de Wax. Más tarde, en el número 332 (Mayo de 2014), se reseña Zarpazos!. Y después en el número 334 (Julio de 2014), Chris Alexander, editor de la revista desde 2010, me entrevistaba a propósito de Vampyres con el titular de “Colmillos y fluidos”. Gracias a Elena Anele. Un honor.
Estos días he aprovechado para releer aquellas viejas revistas, las de hace décadas, y mi conclusión es que me siento muy agradecido porque resultaron, sin duda una gran escuela para muchos. Por ejemplo, para mi mismo.
Hay una escuela, de Fangoria en donde!